El proceso que les mostraremos corresponde a la cosecha del Malbec que poseemos en el mismo predio de la bodega.

Sobre el terroir de Chacras de Coria es importante contar que el viñedo se encuentra en un suelo heterogéneo franco arcilloso, de característica aluvial. En la superficie predomina la arcilla y a mediana profundidad se puede encontrar cantos rodados ofreciendo un buen drenaje que permite un control natural del rendimiento y vigorosidad de la planta. Las napas subterráneas que provienen del Río Mendoza conducen agua rica en potasio y micro elementos que ayudan a incrementar la intensidad de color de las bayas, la planta también es hidratada a través del riego por goteo.

La cosecha manual comienza bien temprano, para evitar las altas temperaturas.

El primer recipiente donde se junta la uva es un tacho plástico, que es el que el cosechador tendrá a lo largo de toda la jornada de trabajo.

Una vez que el tacho plástico se llena, es volcado en las cajas plásticas que se disponen a los costados del callejón. Aquí se hace una primera selección y repaso de la uva cosechada, eliminando cualquier hoja o sarmiento que pueda haber caído durante la cosecha.

Las cajas plásticas con la uva cosechada es transportada desde el viñedo hasta la bodega

Una vez ingresada a la bodega, cada caja plástica con uva se vuelca en la cinta de selección de racimos, donde se descartan todos aquellos que no cumplan con los estándares de calidad.

Los racimos son elevados por una cinta y caen en la despalilladora, una máquina que se encarga de separar los granos del esqueleto del racimo llamado “escobajo.

Ahora, los granos ya separados del escobajo pasan por un segundo proceso de selección, esta vez en una mesa vibratoria donde son descartados todos aquellos que estén rotos o defectuosos.

La uva que ha pasado la exhaustiva selección, mediante una bomba y cañería especial es transportada hasta la pileta de concreto.

Una vez la uva ingresada a las piletas de concreto, comienza el proceso de fermentación, donde el azúcar natural se transforma en alcohol gracias al trabajo de las levaduras.

Durante esta etapa se le realizan algunos trabajos operativos como es el remontaje, en donde se saca el mosto fermentando de la base de la pileta y se devuelve por la boca superior con el objetivo de mojar el «sombrero» que se forma en la superficie (esto son los granos que flotan). Además ayuda a la extracción de color que se encuentra en la piel de la uva.

Ahora resta esperar que las fermentaciones finalicen y se comience a «pulir» el vino, lo que comprenden trabajos de clarificación, filtración, añejamiento en barricas de roble francés y estiba, y así en algunos años podremos tomarlo y disfrutarlo.